El uso de este procedimiento está orientado a la mejora del comportamiento estructural de forjados y vigas, en el sentido de conseguir una distribución más favorable de los momentos flectores solicitantes y una reducción de las deformaciones relativas de las diferentes secciones de la pieza. Resulta absolutamente novedoso, pues, si bien las técnicas de tensado son muy antiguas, no existe ninguna tecnología en la que se realice de forma automática y con una intensidad variable que dependa de la magnitud de la carga actuante. Además, aporta tres importantes ventajas, que son las siguientes:

a)  El tensado se realiza de forma completamente automática, con la simple puesta en carga de la estructura.

b)  La eficacia del sistema radica en que su actuación se produce sin ningún tipo de maquinaria o procedimiento adicional, y sin la intervención de mano de obra.

c)  El tensado es de intensidad variable, según la magnitud de las cargas actuantes. Cuanto mayor sea la carga que tenga que soportar el elemento, mayor será la fuerza de tensado introducida, con lo cual aumenta significativamente la eficacia del sistema. De igual manera, si se reduce la carga actuante sobre el elemento, también se reduce de forma automática la fuerza de tensado.

Gracias a este procedimiento se aumenta significativamente el rendimiento de los elementos estructurales, ya que permite salvar mayores luces y cargas con secciones resistentes menores. Es decir, posibilita un aprovechamiento óptimo de las propiedades mecánicas de los materiales, al mejorar la eficiencia del comportamiento conjunto.