Los análisis de isótopos estables son una herramienta usada con frecuencia en una gran variedad de campos, como pueden ser fisiología, ecología, o paleontología, y cada vez se utilizan más en arqueología para ampliar el espectro de información que los restos humanos y animales pueden proporcionar. Estos valores están relacionados con el tipo de dieta y hábitat, por lo que permiten conocer mejor la forma de vida de las comunidades analizadas y su forma de explotar el medio para obtener recursos alimentarios, con todas las implicaciones socioeconómicas que esto conlleva.
Esta técnica se puede aplicar a todo tipo de restos orgánicos, fósiles o actuales, por lo que también es útil para determinar la relación trófica entre distintos tipos de organismos y por lo tanto apora datos de inerés para el estudio de ecosistemas.
A un nivel más detallado, existen sutiles diferencias en los valores isotópicos que vienen deerminadas por el clima (temperatura, pluviosidad…), por la localización geográfica (altitud, latitud…) o por el ambiente concreto (arbolado denso, zona húmeda….), por lo que este estudio contribuye al conocimiento de los ambientes y climas del pasado y su variación a lo largo del tiempo.